En este blog, exploraremos una serie de preguntas clave que nos ayudarán a descifrar este fenómeno complejo. Comenzaremos por definir qué es exactamente la sociedad del conocimiento y por qué desempeña un papel tan crucial en el siglo XXI. Luego, examinaremos su relación con la globalización, una fuerza poderosa que conecta a las personas y las organizaciones en todo el mundo.
Además, observaremos ejemplos concretos de cómo la sociedad del conocimiento influye en nuestra vida cotidiana, desde la tecnología que usamos hasta la forma en que trabajamos y aprendemos. Finalmente, exploraremos cómo la cultura organizacional de las empresas se entrelaza con la globalización y cómo estas dos dimensiones pueden impulsar o limitar el éxito empresarial en un mundo cada vez más interconectado.
Acompáñanos en este viaje de descubrimiento mientras desentrañamos los hilos de la sociedad del conocimiento y su impacto en el siglo XXI, y cómo todo esto se relaciona con la globalización que moldea nuestro mundo actual.
Integrantes: Betsy Lorenis Rodriguez Villegas y Catherine del Pilar Soler Caro
¿Que es la sociedad del conocimiento?
La sociedad del
conocimiento se refiere a un paradigma en el que el talento, el conocimiento y
el aprendizaje adquiridos por cada individuo se convierten en factores
esenciales para el desarrollo económico y la mejora de la calidad de vida. Esta
noción ha sido explorada por varios autores, incluido Peter Drucker, uno de los
principales pensadores en gestión y liderazgo. Drucker enfatizó que, en la
sociedad del conocimiento, el recurso más valioso no es el capital o los
activos físicos, sino el conocimiento y la habilidad de las personas (Forero, 2009, como se citó en Drcker 1993).
Según Drucker, la
sociedad del conocimiento implica un cambio significativo en la forma en que
las organizaciones y las empresas operan. La gestión del conocimiento se
convierte en una prioridad, ya que el éxito y la innovación dependen en gran
medida de la capacidad de adquirir, aplicar y compartir conocimientos de manera
efectiva. Esto significa que los individuos se convierten en activos cruciales
en esta sociedad, ya que su experiencia y habilidades pueden marcar la
diferencia en la competitividad de una organización.
¿Cuál es la importancia en el siglo XIX?
¿Cómo se relaciona la globalización?
La importancia de la sociedad del conocimiento en el siglo XIX radica en
su papel fundamental en la evolución y transformación de la sociedad. En esta
era, el aprendizaje y la acumulación de saberes individuales son los pilares
que impulsan el progreso y el bienestar. Esta idea se alinea con la perspectiva
de autores como Charles Darwin y su teoría de la evolución, que marcó un hito
en el siglo XIX. Darwin argumentó que la capacidad de adaptación y el aprendizaje
eran esenciales para la supervivencia y el éxito de las especies, y lo mismo
puede aplicarse a la sociedad humana (Manrique, 2011).
La sociedad del conocimiento y la globalización están intrínsecamente
relacionadas. El conocimiento se ha convertido en un recurso esencial para el
progreso económico y social en la era de la globalización. En un mundo cada vez
más interconectado, el conocimiento se transmite a través de las fronteras y
desempeña un papel central en la innovación, la producción de alta calidad y el
intercambio cultural.
El avance tecnológico, como el telégrafo en el siglo XIX y la tecnología
digital en la era contemporánea, ha desempeñado un papel crucial en la
globalización y la difusión del conocimiento. Este fenómeno ha tenido profundas
implicaciones económicas, sociales y culturales. La globalización permite que
las empresas lleguen a mercados internacionales y se beneficien de la
innovación y el conocimiento de trabajadores de todo el mundo.
Además, la sociedad del conocimiento ha dado lugar a la posibilidad de
trabajar de forma remota y colaborar en proyectos internacionales, lo que
brinda oportunidades laborales y amplía el alcance de las empresas. La
interconexión global mejora la competitividad al fortalecer la interacción y la
interculturalidad, permitiendo la adquisición y venta de productos desde
cualquier parte del mundo. La tecnología desempeña un papel central en esta
interconexión y mejora el desempeño económico tanto de las empresas como de las
personas que aportan conocimiento.
¿Qué ejemplos de este concepto podemos apreciar
en nuestra vida diaria?
En nuestra vida diaria
podemos encontrar varios ejemplos como son:
1. En cuanto
a la sociedad del conocimiento, como personas nos enfocamos en la adquisición
de nuevos aprendizajes a través de la formación en diferentes áreas lo que nos
permite ser talentos de valor en cada una de nuestras compañías puesto que
aportamos este conocimiento a las actividades realizadas y que aportan sin duda
al cumplimento de metas dentro de la compañía convirtiéndonos en parte del
sociedad del conocimiento.
2. Hacemos
parte de la globalización cuando se labora para empresas de forma remota que
hacen presencia en otros países, aportamos nuestro conocimiento para beneficio
de esta empresa de forma remota y nos beneficiamos con pago de nuestros
servicios por el aparte a estas compañías, así mismo cuando recibimos formación
desde otras partes del mundo pata enriquecer nuestro aprendizaje.
¿Cómo se relaciona la cultura organizacional a
la globalización?
La cultura organizacional es un elemento fundamental en cualquier empresa, ya que define su identidad, sus valores, su comportamiento y su sentido de unidad. Esta cultura es moldeada por diversos factores, incluyendo la estructura de la organización y las normas que rigen su funcionamiento interno. Un autor relevante que ha investigado la cultura organizacional es Edgar Schein. Según Schein, la cultura organizacional se compone de tres niveles: los artefactos visibles (como símbolos y normas), los valores compartidos y las suposiciones básicas (creencias fundamentales) (Suarez et al., 2013).
La cultura
organizacional se relaciona con la globalización de varias maneras:
Competitividad y Trascendencia: La globalización a menudo requiere que las empresas sean competitivas tanto a nivel local como global. Una cultura organizacional que valora la adaptabilidad, la diversidad y la apertura a nuevas ideas puede ayudar a las empresas a competir de manera efectiva en mercados internacionales. Por ejemplo, Toyota ha desarrollado una cultura organizacional centrada en la mejora continua, lo que la ha ayudado a competir globalmente en la industria automotriz.